Mis más sentidos respetos

Está claro que dormir es todo un tema cuando uno tiene niños. Iba a poner «niños pequeños» pero si lo pienso 2 minutos, mejor digamos «hijos». Dormir es todo un tema cuando uno tiene hijos.

En nuestro caso, no tenemos mucha idea. Desde muy chiquita Maite ha dormido de maravillas. Desde el día que llegó a casa, mi maridete y yo hemos sido muy consistentes y constantes en imponer una diferencia brutal entre el día y la noche. Día: luz, ruido, movimiento. Noche: penumbra, silencio, calma.

Entre nuestra constancia  y la docilidad de la bebé, llegamos a una convivencia hermosa, en la que ella duerme de 20:30 – 21:00 a 6:30 – 7:00. Varias personas llegaron a decirnos «es que ustedes no saben lo que es tener un bebé» de tan lindo y rosa que era todo.

Si, ERA dije.

Hace un par de semanas Maite se enfermó. Debimos darle antibióticos durante 10 días cada 8 horas. El esquema mas razonable era 7, 15, 23 horas. Tuvimos que despertarla. Si, despertar a una niña que dormía saludablemente a las 11 de la noche, durante 10 días.

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Y así quedaba…

Eso, más sentirse malita por estar enferma, con la nariz tapada de mocos verde fosforescente. Resultado: desordenamos todo. TODO.

Y como fruto de la cascadera porque nosotros la despertábamos, empezó a despertarse cuando le daba la gana. Y claro que las ganas venían de 2 a 4:30 de la mañana, por ejemplo.

Y eso que somos una pareja de los más organizada y solidaria. Así que tomamos turnos, medidas y algún Smirnoff Ice para pasar lo mejor posible. Y hasta llevamos a Maite a dormir a nuestra cama 3 noches seguidas (práctica que no habíamos hecho más que el primer mes).

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Creo que éstas, las probamos todas, toditas.

Y yo, haciéndome cruces pensando: «toda esa gente re mala onda que me decía ya se te va a desacomodar todo tenía razón… no era solo mala onda». Porque se sabe que hay gente a la que no le podés contar que te está saliendo algo bien porque ya te sale con la amenaza.

Porque cada vez que contábamos lo divino que pasábamos de noche siempre salía alguno o alguna (principalmente alguna, arrastrando las ojeras porque el hijo propio capaz que no duerme tan bien, o con el tono resentido porque los primeros 2 años de vida del hijo que ahora tiene 15 años son una nebulosa por falta de sueño) a decir: «ah, ya va a llegar a (tal edad, complete aquí) y va a empezar a despertarse cada hora y media» o «pero que suerte, disfruten ahora que a (tal edad, complete aquí) cambian todos los hábitos y se dan vuelta los horarios».

Y yo que temía que tuviesen razón.

 

Pues no la tienen.

Resulta que Mai estaba enferma, nomás. Y que hay que aprender a no entrar en pánico por un corto período de desacomodo.

Hace un par de días ya, en los descuentos de la enfermedad de Maite y con las medidas apropiadas, estamos volviendo a la normalidad. A nuestra normalidad. A ver a la nena dormir 8, 9, 10 horas seguidas de un tirón, respirando tranquila y despertándose de buen humor.

Volviendo de a poquito. Lo que me está enseñando a no ser tremendista y ver que tenemos que tomarnos las cosas más de a poquito y día a día. Sin exclamaciones del tipo «¡¡¡no vamos a dormir nunca más!!!» y sin sensaciones de final del mundo.

Y también me ha enseñado a sentir un gran respeto. ENORME, por todos los padres y madres que se arreglan la vida sin dormir mucho ni seguido. Que le dan para adelante a pesar de no estar bien descansados.

Y, aunque nunca voy a compartir ni me va a parecer simpático el tono de amenaza, entiendo la furia incontrolable que te da saber que hay gente que duerme bien todas, o casi todas las noches.

Madres y padres que encaran la vida con toda la buena onda posible cuando los niños no duermen: hacia ustedes, mis mas sentidos respetos.

11 comentarios

  1. Todos tienen alguna racha mala para dormir. Nosotros también hemos tenido muchas suerte, desde los 4 meses, los dos empezaron a dormir 10 horas seguidas y los seis meses incluso 12 y 13 horas del tirón. El segundo, cuando le empezaron a salir los dientes, tuvo un mes en el que se despertaba por las noches y luego vuelve a la normalidad. También cuando se ponen malos quieren dormir contigo pero cuando están bien, vuelven encantados a sus cunas… son cosas pasajeras!!!

    • ¡Somos gente afortunada! Imaginate si la normal es no dormir y en una buena racha te pega 5 horas de un tirón, nomás. Yo estaría reptando por los pastizales pidiendo ayuda a gritos.
      Pero hay que aprender eso si, todo, TODO es pasajero.
      Besos

  2. Genial el post!!! Nosotros somos como vosotros. Tenemos un bebé de un año que duerme de 21h a 9h sin decir nada así que es un lujo. Eso sí, ahora que está enfermito se despertó esta noche 4 veces llorando. Son etapas ;-). Muchos besos!!!

  3. Gracias! Me tenía loca la posibilidad de que no volviera a retomar el sueño de toda la noche. Pero si, hay que acostumbrarse a que son momentos.
    Besos! Y ojalá el survivor se mejore muy pronto 🙂

  4. A mi también me ha pasado, que ante una mala racha he pensado que se alargaría y no volvería a dormir nunca más. Pero son rachas, si está malita o cuando le salen dientes… duermen un poquito peor pero luego todo vuelve a la normalidad. Me ha gustado mucho el post y me he visto reflejada. Bss!

  5. gracias por los respetos que merezco. Mi hijo de 5 años duerme 12 horas de un tirón desde muy chiquito, sin rutinas ni horarios. fue así que pensamos que la pequeña sería igual al hermano, pero no. Desde los 15 días, como no aumentaba de peso, tuvimos que despertarla para darle la teta cada 2 o 3 horas, esa fue la rutina. Ahora con 9 meses con suerte duerme 4 horas de corrido, las peores noches se despierta cada 2. A eso le puedo sumar que el grande está muy celoso, entonces hace una semana que duerme con nosotros. Pero bueno… uno se adapta. beso

  6. […] casi porque los períodos de demasiados mocos o un poco de fiebre nos han salpicado el invierno de noches dando vueltas.Y me sorprende que esto no me haya pasado antes. Anoche fue la primera vez que, a las 10 ya, […]

  7. […] Y mucho menos desde que hace algunas semanas, entre tanta cosas, mudanza y cajas y la vida incluida, a la cachorra se le ha dado por ponerse mimosa y colechar. Con lo horrible que soy yo para el asunto de compartir la cama. (Si, basta ya, díganme mala madre, madre desalmada, lo que quieran… a mi me gusta dormir todas las noches girando para todos lados y abrazando al oso de la familia cuando se pone fresco, y tener a una pequeñita en el medio, ocupando media cama, no me rinde. A mi todo me gustaba más cuando ella dormía divina en su cuarto.) […]

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