El mes de junio empezó el 4

Estoy empezando este mes hoy: cuatro días después de su primer día.

Pero no me quejo, ¿eh? Que ando así porque hay tantas cosas lindas para disfrutar que me tomo mi tiempo. Pauso, siento, disfruto, me río, lloro puteo, -porque obviamente no es todo, todo felicidad y alegría en la vida de nadie aunque en Instagram quieran probarte lo contrario.

Pero no hace mucho que realmente me tomo mi tiemo, así que, hasta que me ajuste, la corro de atrás.

Ya no disfruto estar «pasada», tener taaanto que hacer y dos mil fechas límite, el vértigo de ver si llego a todo, llenar un pizarrón de fechas y tareas, variadas y no sencillas, porque si se me hacía difícil, mejor. Ya no me copa el estrés de todo el tiempo tener algo nuevo y desconocido para hacer. (Mis alumnos de primaria supieron beneficiarse lindo de esto).

No se si es la bimaternidad, el reconocimiento como feminista, la edad, efecto secundario del tratamiento psiquiátrico, que empieza el otoño o todo lo anterior, pero prefiero meterme de lleno en la aventura de ir bieeeeeen para adentro. Pausar para disfrutar lo que me rodea. Detenerme en sucesos para permitirme empaparme en mis propios sentimientos.

Capaz que la gente logra esto naturalmente en su día a día. Para mi es un big deal. Suelo responder con automatismos y parecer cómoda y simpática mientras me desespero por dentro. Es una habilidad (?) adquirida.

Así que en este acto me reconozco lenta. O yendo lento. O a mi ritmo, cual sea.

Y ahora que logro expresar en estas palabras, que comparto con ustedes esto que me está pasando me doy cuenta que en mucho si, es la maternidad. Porque quiero enseñarle a mi hija a que se respete a ella tanto como a los otros y no basta con decírselo; tengo que ser ejemplo.

 

 

Un comentario

Deja un comentario