Retomando 2012

Increíble que a casi 6 años del nacimiento de mi hija mayor, a mi me sigan sorprendiendo los efectos inesperados de la maternidad. Mejor dicho, lo que me asombra es en la nebulosa atencional que me impusieron los post partos. Me doy cuenta ahora que me disipa la nube, obviamente.

Antes, siempre negadora. Convencida del mito «al año la criatura ya es grande y vos tenés que haber vuelto a tus capacidades/virtudes prematernales». AHHAHAAAJAJAJAJAJAJAJAJA permitime que me ría.

La menor recién cumplió 2 años y yo recién estoy reconociendo el total de mi cuerpo y en el estado que ha quedado. ¿Exagero? Puede ser. Pero recuerden aquello que no todas las experiencias son iguales. Seguramente, si hubiese tenido partos sin riesgo (o por lo menos sin colores flúo por adentro ni internaciones), o si mis embarazos hubiesen sido todo lo que no fueron en esta máquina rota, ese asunto corporal hubiese sido más fácil. Pero no.

También estoy retomando mi capacidad de entrega por las cosa que amo, pero mejor que antes. Yo siempre tuve problemas con ponerme la camiseta. Es como que me la tatuaba sin motivos, ni siquiera. Y ahí venía el agotamiento de la entrega permanente: algo que era necesario mejorar.

Claro que con mis hijas me pasó lo mismo y entrega al full por ciento. Y claro que no hace bien y por supuesto que eso me hizo incapaz de encarar otras cosas como solía hacerlo. El hacer las cosas con una cabeza tan distinta me ayudó a calibrar qué dejo en qué cancha un poco mejor. Por suerte, sin querer, porque no ando para esfuerzos extra.

Entonces ahora, que estoy canalizando mi energía laboral y creativa más a mi gusto, y más o menos he logrado equilibrar con olvidarme de todo menos las niñas, es como reecontrarme con  mis pasiones. Que lindo es cuando disfrutás pensar en lo que tenés que hacer, me había olvidado.

Y con todo eso está volviendo mi capacidad de concentrarme, leer, bajar la cabeza a pilotear ideas sueltas, escribir, hacer cosas que duren más que la atención de mi hija menor. Tampoco es que soy lo que nunca fui: necesito estar haciendo 45 cosas al mismo tiempo, mejor si son distintas.

Con la lectura y el poder aprovechar  mis propios arranques creativos está volviendo la vida entera como la conocía. Vuelven los sueños despierta, los mundos imaginarios, las realidades alternativas, los finales felices y los personajes surrealistas.

No voy a negar la influencia positiva de seguir el tratamiento para la maldita depresión por tanto tiempo, por una vez en la vida. Capz que es por eso también que, si bien estoy volviendo y retomando, nada es lo mismo. Si, si, como Heráclito y el río, pero en carne propia y con tiempo para escribir un blog.

Creo que otro mito que me comí entero, ese de que un año es mucho, que una se «recupera», como si el postparto fuese una enfermedad.

Así de contradictorio, todo. Pero así de lindo también. Y voy a publicar sin releer, porque ¿qué es la vida sin adrenalina?

¿Ustedes no pasaron por una nebulosa? ¿Salieron?

Un comentario

Deja un comentario